La función principal de la Protección RI es monitorear la tensión y frecuencia de la red de distribución, evitando que el inversor a red opere bajo desviaciones que podrían resultar peligrosas. Esto es vital porque un inversor debe operar dentro de un rango específico de voltaje y frecuencia establecido por las normativas locales, y cualquier variación fuera de este rango requiere que el inversor se desconecte para evitar daños o interrupciones. En el contexto chileno, por ejemplo, existe una regulación específica que exige la instalación de una Protección RI centralizada en sistemas fotovoltaicos que excedan los 100 kW de potencia. Esta medida busca garantizar una doble seguridad mediante la redundancia, incluso si los inversores ya cuentan con protección integrada. Esta protección no solo asegura la eficiencia y el funcionamiento seguro del sistema fotovoltaico, sino que también protege la red eléctrica de posibles perturbaciones causadas por irregularidades en la producción de energía solar. Con la evolución tecnológica y la creciente adopción de la energía solar, la Protección RI se ha vuelto un componente esencial, integrado en la mayoría de los inversores modernos, para facilitar una transición energética más segura y regulada.

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